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    Mercer abre su segundo hotel en Sevilla

    Situado en la plaza de San Francisco, el Hotel Mercer Plaza Sevilla, con 25 habitaciones y suites, apuesta por una gastronomía de cercanía en consonancia con el estilo de vida sevillano.

    ©Daniel Schäfer

    “Tras nuestra experiencia de casi una década con Mercer Sevilla, en la Casa Palacio Castelar, seguimos apostando por esta ciudad –que sigue teniendo un gran potencial– y por atraer al viajero que demanda una hospitalidad y servicios de calidad. Mercer Plaza Sevilla seguirá la estela de nuestro primer establecimiento aquí, que se ha convertido en un referente internacional, un destino en sí mismo”, explica Pedro Molina, CEO y fundador de Mercer Hoteles.

    Mercer Plaza Sevilla está en el corazón de la capital hispalense, en una localización excepcional, la Plaza de San Francisco. Situado frente a la fachada plateresca del Ayuntamiento, cuenta con 25 habitaciones y suites. Una gran terraza en la azotea ofrece solárium y zona de baños con una pileta recubierta de azulejos aguamarina. Otra terraza tiene un bar con vistas a la Catedral y a la Giralda. El restaurante, Bar Plaza, situado en la planta calle con acceso directo, presenta una carta donde predomina la cocina local.

    Por otro lado, Mercer Plaza Sevilla cuenta en su interior con un restaurante japonés, Shikaku, con unas vistas únicas a la muralla romana descubierta durante la rehabilitación del edificio. “Tenemos una gran responsabilidad. Estamos en una de las ciudades más bellas –si no la más bella–, del planeta. Debemos ayudar a nuestros huéspedes a descubrirla, a buscar la singularidad”, señala Molina.

    Desde el inicio, la propiedad ha sido operada por Mercer Hoteles. Tras el paso de una franquicia extranjera, ahora lo gestionará bajo su propia marca y con sus estándares de calidad, que han convertido esta cadena en un referente de excelencia en la hostelería de lujo en nuestro país.

    La clave del éxito del Mercer Hoteles

    “Hemos cimentado nuestro éxito sobre tres pilares: localizaciones excepcionales en edificios históricos rehabilitados con mimo, una cuidada gastronomía en nuestros restaurantes y un servicio que se convierte en aliado de nuestros huéspedes, desde la conserjería –que pasa a ser el mejor compañero de viaje–, al personal, formado para no tener que decir ‘no’ ”, explica Pedro Molina. “El arte de la hospitalidad combina muchas de nuestras pasiones. La arquitectura, el diseño o la cultura –que tienen que ver con el escenario– pero, también, sorprender con una comida deliciosa, con unas flores frescas bonitas o siendo cómplices de tus huéspedes”, afirma.

    El grupo Mercer Hoteles nació en 2005. Su primera apertura fue Mercer Residences Bòria BCN, en un palacete del siglo XVIII en el barrio del Born de Barcelona. Cuatro años más tarde, abría Mercer Casa Torner i Güell, en un edificio modernista en el centro de Vilafranca del Penedès. La marca llegaba con la visión de crear alojamientos en edificios históricos, reformados por grandes maestros de la arquitectura. Con una apuesta decidida por la conservación y un diseño ambicioso y sin ostentación, cada hotel funde brillantemente diferentes estilos creando su propia personalidad. Todos se ubican en enclaves especiales en los centros históricos de las ciudades.

    El primer cinco estrellas gran lujo de Mercer Hoteles abrió en Barcelona en 2012, situado en el corazón del Barrio Gótico. Rehabilitado por Rafael Moneo, con interiorismo de Amanda Molina, Mercer Barcelona es hoy el buque insignia de la cadena. En 2016, Sevilla sería el escenario elegido para una nueva apertura. En este caso, en la Casa Palacio Castelar, un palacete burgués del siglo XIX situado en el histórico barrio de El Arenal y convertido, también, en un cinco estrellas gran lujo: Mercer Sevilla. La puesta al día vino de la mano de los arquitectos Cruz y Ortiz –responsables de la reforma del Rijksmuseum de Ámsterdam, entre otros proyectos emblemáticos–.

    Dos años más tarde sería el turno de EME Catedral Mercer (en el barrio sevillano de Santa Cruz). 2024
    marca el comienzo de la etapa de mayor crecimiento del grupo con la llegada de Mercer Plaza Sevilla pero también con una división de apartamentos de lujo con mayordomo en Sevilla y Barcelona.

    Mercer Plaza Sevilla, testigo de la historia

    Situado en los números 11 y 12 de la plaza de San Francisco, Mercer Plaza Sevilla ocupa dos antiguos edificios que nacieron como residencias familiares de una burguesía floreciente en la segunda década del siglo XX. El primero, en 1914, lo firma Juan de Talavera Heredia (1880-1960) y, el segundo, construido dos años antes por José Espiau y Muñoz (1879-1938). Los dos arquitectos coquetearon en sus inicios con el estilo en boga en la época, el modernismo, pero el uno y el otro finalmente se apuntaron al regionalismo. Esta corriente, que se asienta en el paso entre los dos siglos –el XIX y el XX–, intenta recuperar la arquitectura célebre y monumental del pasado incorporando elementos del barroco, el estilo mudéjar o el gótico. También permite viajar al pasado más remoto y contemplar los restos de la muralla romana del siglo III que ha permanecido oculta durante siglos y que apareció durante las obras. Ahora, restaurada, se podrá contemplar en uno de los patios. Sevilla recupera un pequeño pedazo de su historia romana.

    El regionalismo del principio del siglo dibujó un estilo genuinamente sevillano y el interiorismo Mercer Plaza Sevilla hace lo mismo, mezclando estilos y referencias internacionales y locales, agitándolos, creando un escenario único. La artesanía, el trabajo a mano y la admiración por materiales naturales, une la rica herencia de varias civilizaciones sevillanas. El respeto por la historia está presente al integrar, en los nuevos espacios, elementos protegidos de los edificios originales, como son el patio central acristalado o la escalera recubierta de azulejos sevillanos de principios del siglo XX.

    Las habitaciones son lujosas sin ser opulentas. Buscan la serenidad teñidas de índigo o gris tinta. Es un lujo silencioso donde lo contemporáneo está presente en iconos del diseño del siglo XX; lo artesanal, en un impecable trabajo con la madera de carpinteros locales y lo histórico, conservando elementos característicos de estas dos antiguas casas sevillanas, ya sean sus azulejos o su distribución en torno a sus patios.

    En torno a la buena mesa

    La carta del nuevo restaurante quiere convertirse en un tributo a la memoria culinaria local. El producto es el gran protagonista, partiendo de un recetario tradicional en evolución, con toques de fusión y técnicas contemporáneas. Hay recetas clásicas revisadas como la ensaladilla de gambas al ajillo, las croquetas de langostino y pulpo o la hamburguesa de carne madura con mermelada de chorizo. También básicos como las tablas de jamón ibérico o quesos locales.

    Se trabaja con productos de proximidad. Así, por ejemplo, la ensalada de tomate con ventresca de atún, fruta de Los Palacios y producto procedente del mar que se elige a diario en la lonja. Se busca la técnica más sencilla para poner en valor la carne o el pescado, aunque en la carta hay hueco para platos que nacen de la fusión de culturas, como el brioche con atún curado y crema trufada o las mollejas de cordero lacadas en salsa teriyaki con parmentier de payoyo. Los postres proponen un viaje a la cocina de la abuela, como su arroz con leche de coco. Es un clásico, versión 3.0.

    La carta de vinos se ha elaborado sobre una amplia selección de bodegas nacionales e internacionales, haciendo una parada en bodegas andaluzas. Bar Plaza Restaurante ofrece servicio de almuerzo y cenas.

    En paralelo, por las noches, Mercer Plaza Sevilla presenta el restaurante Shikaku, con una carta de cocina japonesa moderna que repasa algunas de las más célebres recetas de la cultura nipona. Shikaku también ofrece una carta variada de sushi.

    Estos dos espacios gastronómicos del hotel están situados en la planta calle, con acceso desde la plaza de San Francisco, en la que el Bar Plaza Restaurante y tendrá su propia terraza. Shikaku, en cambio, cuenta con vistas a los restos de la muralla romana descubierta en el interior del hotel. Ambos
    convierten Mercer Plaza Sevilla en el mejor lugar para ver y ser vistos.

    Más arriba, en la azotea, se ofrece un servicio de bar donde los cócteles son un compañero de viaje para disfrutar de las vistas a la Giralda o a la Catedral.

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