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Establecimientos singulares, el poder de lo extraordinario

Hotel Mas de la Costa

La búsqueda del sitio más atractivo donde disfrutar de unas merecidas vacaciones, un fin de semana, un largo puente o donde celebrar una fecha especial o reunión de trabajo pasa por la elección de un fantástico establecimiento singular en alguna de sus modalidades: hotel rural, boutique, posada, balneario con historia, palacio, hospedería, masía, bodega, boteles –en barco–… Son alojamientos únicos, en los que vivir una experiencia que se sale de lo común y que tienen su fortaleza en que son extraordinarios.

Un establecimiento singular puede estar vinculado a muchos conceptos: por situarse en un edificio de interés patrimonial y artístico; por ser espacios creativos con un interiorismo de diseño; por un entorno de ensueño que invita al descanso, porque en ellos la historia sigue viva…

Hoteles con encanto, de diseño, boutique, etc. son algunos de los nombres con los que se conoce a estos alojamientos, algunos de los cuales empezaron a usarse en los años 80 del siglo XX para diferenciar a los establecimientos que huían de la estandarización de las instalaciones y servicios que ofrecían los hoteles convencionales. Tratan de desmarcarse de la masificación turística ofreciendo un producto de calidad e individualizado que proporciona al consumidor experiencias enriquecedoras y placenteras tanto para el cuerpo como para el espíritu. Así, los establecimientos singulares han conseguido dar valor y recuperar a centenares de edificios abandonados en España y, evidentemente, en otros países. Viejos caserones, bodegas, conventos, cortijos, masías, castillos, palacios y otros edificios emblemáticos son algunos de los edificios que han sido rehabilitados y acondicionados para convertirse en extraordinarios alojamientos.

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