Aunque en España «Poner una pica en Flandes» significa que se ha realizado algo muy complicado y costoso, actualmente viajar a esta maravillosa región belga no supone ningun esfuerzo, más bien al contrario, es un placer. Está a tan solo dos hora y media en avión desde Madrid y a poco más de dos horas desde Barcelona y ofrece múltiles atractivos: cultura, naturaleza y, por supuesto, deliciosa gastronomía. Y es que no solo los amantes del arte encontrarán en Flandes un destino excepcional, los foodies descubrirán un destino al que volver.
Desde Turismo de Flandes comentan que podemos visitar restaurantes con estrella Michelin pero que en prácticamente cualquier restaurante popular encontraremos platos deliciosos elaborados con productos de calidad: «Los amantes de la gastronomía degustamos en Flandes sabores y platos que no podemos encontrar en ningún otro lugar, gracias a la variedad de productos locales. Vivimos la buena vida. Estamos orgullosos de nuestras patatas fritas, cerveza y chocolate. Surgen microcervecerías a pequeña escala, chefs jóvenes llevan la innovación a la cocina con la filosofía de residuos cero experimentando con ingredientes locales, y chocolateros están redefiniendo el bombón clásico. Los conocimientos y la pericia se transmiten de padres a hijos. Eso es lo que mantiene vivo nuestro patrimonio culinario».
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